La diabetes de tipo 2 (también llamada
no insulinodependiente o de inicio en la edad adulta). Se debe a una
utilización ineficaz de la insulina. Este tipo representa el 90% de los casos
mundiales y se debe en gran medida a un peso corporal excesivo y a la
inactividad física.
Prevención
Se ha demostrado que medidas simples
relacionadas con el estilo de vida son eficaces para prevenir la diabetes de
tipo 2 o retrasar su aparición. Para ayudar a prevenir la diabetes de tipo 2 y
sus complicaciones se debe:
Alcanzar y mantener un peso corporal
saludable.
Mantenerse activo físicamente: al
menos 30 minutos de actividad regular de intensidad moderada la mayoría de los
días de la semana; para controlar el peso puede ser necesaria una actividad más
intensa.
Consumir una dieta saludable que
contenga entre tres y cinco raciones diarias de frutas y hortalizas y una
cantidad reducida de azúcar y grasas saturadas.
Evitar el consumo de tabaco, puesto
que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Diagnóstico y tratamiento
El tratamiento de la diabetes consiste
en la reducción de la glucemia y de otros factores de riesgo conocidos que
dañan los vasos sanguíneos. Para evitar las complicaciones también es
importante dejar de fumar.
Entre las intervenciones que son
factibles y económicas en los países en desarrollo se encuentran:
El control moderado de la glucemia.
Los pacientes con diabetes de tipo 1 necesitan insulina, y los pacientes con
diabetes de tipo 2 pueden tratarse con medicamentos orales, aunque también
pueden necesitar insulina.
El control de la tensión arterial.
Los cuidados podológicos.
Otras intervenciones económicas son:
Las pruebas de detección de
retinopatía (causa de ceguera).
El control de los lípidos de la
sangre (regulación de la concentración de colesterol).
La detección de los signos tempranos de nefropatía
relacionada con la diabetes.